miércoles, 29 de agosto de 2012

Sabiduría Naqshbandi: ¡Acepta la Verdad!


–Maulana Grandsheykh Nazim al-Hakkani-

Bismillahi Rahmani Rahim
Puedes pertenecer a cualquier religión, a cualquier escuela de pensamiento o a cualquier nación, pero debes seguir a la Verdad. Debes aceptar la Verdad. Debes intentar aprender acerca de la Verdad. Debes intentar conocer qué es la Verdad, intentar saber cómo la Verdad llega a la humanidad desde los Cielos.

Los Profetas, los Mensajeros y sus sucesores, los Santos, conocen la Verdad. Ninguno de ellos esconde nada concerniente a la Verdad, porque el honor de una persona se basa en mantener la Verdad tal cual es. Si alguien oculta la Verdad o juega con ella será deshonrado, falto de respeto y arrojado fuera de la Presencia Divina.

Allah Todopoderoso te concedió la Verdad desde Su Presencia Divina, Verdad absoluta, como una virgen. Nadie puede jugar con ella, ni ocultar nada de ella. La Verdad está protegida de las manos de los demonios. Si piensas que la Verdad estará en las manos de los demonios, estás cometiendo una gran falta, porque la fuente de la Verdad es la Presencia Divina. Ella declara que todos nosotros, sin hacer ninguna distinción, somos servidores. Tú has sido creado para servir a lo Divino.

La gran guerra (que debemos afrontar) es que nuestros egos siempre se van a oponer a ser servidores. Dile al obispo que es un servidor. Dile al Papa que es un servidor. Dile a Jesucristo que es un servidor. Ellos estarán felices. Si no lo están, no están en la Verdad. Esa es nuestra guerra. Nuestros egos nunca lo aceptan: “Soy un Primer Ministro, ¿cómo puedes llamarme servidor?”, “Soy un gobernador, ¿cómo puedes llamarme servidor?”, “Soy un rey, o reina, ¿cómo puedes llamarme servidor?”… Satán engaña a la gente con títulos desprovistos de sentido. Esta es la razón de que cuando decimos la Shahadat estamos diciendo que somos testigos de la unidad y la existencia de Allah, que no hay dios sino Él y que Muhammad (asws) es Su siervo y Profeta. El servicio viene primero, luego la Profecía.

¿Quién le otorgó señorío a Jesucristo? ¿Lo hizo Allah? ¿Dónde está escrito? Él dice que es un servidor. Debemos corregir tantas cosas. Debemos llegar a nuestra talla real. No es que sólo estemos utilizando talla real, sino talla mundial. Este mundo no puede cargar nuestras tallas, tal es lo grande que somos con nuestros títulos desprovistos de sentido. Por esto nuestro Profeta (asws) dijo: “Todo el que tenga incluso menos que un átomo de orgullo, no puede  entrar al Paraíso.” Es prohibido el ingreso al Paraíso para la gente orgullosa. Ellos van al infierno. Todo el que acepte ser humilde encontrará abiertas las puertas del Paraíso. Todo el que tenga incluso el más mínimo orgullo será detenido. Todos quieren encontrar algo en sí mismos de lo que estar orgullosos. Vuelve a ti mismo, a tu talla de servidumbre, y podrás entrar.

Todos deben aceptar la Verdad y ser Defensores de la Verdad. Si no este mundo será destruido, completamente destruido, nada quedará. Satán y sus demonios hacen que nuestros egos luchen unos con otros y que todos sean enemigos unos de otros, como gatos. Nuestros egos causan toda guerra, nuestros sucios egos. Ven a la Verdad y di que eres servidor. Te encontrarás a ti mismo siendo humilde, sencillo y feliz. Ya no habrá más lucha porque serás simple. Nuestro Profeta (asws) dijo que los Musulmanes deben ser sencillos, no complicados. Pero somos como piedras, lo que es una señal del infierno. Ven y acepta la Verdad.

Debemos venir a la Verdad, que es como la miel, cuando la colocas las abejas vendrán desde todos lados. Todas las religiones han declarado la Verdad, sólo nuestros egos lo han cambiado todo. La Verdad es tan simple: significa servidumbre, nada más. Todo lo demás es sinsentido y malgasta nuestras preciosas vidas.

El Señor nos observa para ver si estamos haciendo el Servicio Divino que Él nos ha ofrecido hacer. Es nuestro honor ser capaces de hacerlo. Tanto como lo glorifiquemos, Él nos glorificará a nosotros, Él nos vestirá con bendiciones, con Luces Divinas, y Él nos proporcionará infinitos honores y bendiciones para nosotros dentro del Paraíso. No pienses que sólo hay 8 paraísos. Hay incontables Paraísos para quienes acepten la Verdad, sean Sus servidores y no luchen ni disputen. Abandona la lucha y ven a Su servicio, entonces la paz y el Apoyo Divino te llegarán.

No te preocupes por las armas de los demonios. Los verdaderos pueden detener todo eso en un segundo. Satán y sus agentes son tan débiles. No le temas a sus bombas de hidrógeno ni a sus bombas nucleares, son nada. Por tu honor, Allah le puede ordenar a uno de Sus servidores más débiles que destruya todo eso en un segundo. Si el poder secreto con el que funcionan las bombas nucleares fuese quitado, sería todo como juguetes para niños.

Han recibido honor al ser servidores. Acepta ser Su servidor y serás feliz aquí y en la Próxima Vida.

-Maulana Sheykh Nazim al-Hakkani en “Defending Truth”-

Shah Bahauddin y el kalendar


Bismillahi Rahmani Rahim
Bahaudin Shah, gran maestro de los derviches Naqshbandi, encontró un día a un compañero en la gran plaza de Bujara.

El recién llegado era un kalendar errante de los Malamati, los “Censurables”, Bahaudin estaba rodeado por sus discípulos.

“¿De dónde vienes?”, le preguntó al viajero, con la expresión sufí habitual.

“No tengo ni idea”, dijo el otro, riendo estúpidamente.

Algunos de los discípulos de Bahaudin murmuraron su desaprobación por esta falta de respeto.

“¿Adónde vas?”, prosiguió Bahaudin.

“No sé”, gritó el derviche.

Para entonces ya se había reunido una gran multitud.

“¿Qué es el Bien?”

“No lo sé.”

“¿Qué es el mal?”

“No tengo ni idea.”

“¿Qué es lo Correcto?”

“Todo lo que es bueno para mí.”

“¿Qué es lo Equivocado?”

“Todo lo que es malo para mí.”

Las gentes, agotada su paciencia e irritadas por este derviche, lo apartaron. Éste se fue caminando decididamente a grandes pasos en una dirección que no llevaba a ninguna parte, muy lejos.

“¡Idiotas!”, dijo Bahaudin Naqshband, “este hombre estaba representando el papel de la humanidad. Mientras vosotros le despreciabais, él estaba mostrando deliberadamente la falta de atención que todos vosotros mostráis, de forma inconsciente, todos los días de vuestras vidas”.

lunes, 27 de agosto de 2012

Tinariwen, voces de la cultura Tuareg

Contexto y nacimiento

El grupo Tinariwen es un conjunto inicialmente compuesto por numerosos artistas tuaregs (Intayaden, Ibrahim Ag Alhabib, Al-Hassan Touhami, Abdallah Ag Al- Housseïni, Mohamed Ag Itlal, Kedhou Ag Ossad y todavía algunos más). El grupo cuenta con más de una decena de miembros, permanentes y puntuales. Para los tuaregs Tinariwen es el emblema de un movimiento musical, revolucionario, artístico y poético, de un género nuevo. Esta corriente nació a principios de los años ochenta en las fronteras comunes de cuatro países: Mali, Níger, Argelia y Libia.

Esta música contemporánea es igualmente asociada al movimiento llamado Teshumara, que significa literalmente «callejeo» en tamasheq. Se trata de un estilo musical que cuenta, hoy en día, con un centenar de artistas y formaciones musicales.

Las circunstancias del nacimiento de Teshumara corresponden a los años setenta y ochenta, décadas de grandes sequías en el desierto, en especial en las partes norteñas de Mali y Níger. Las consecuencias (crisis alimentaria y política) de estos radicales cambios ecológicos forzaron el exilio hacia los países vecinos, como Argelia y Libia, de numerosos jóvenes tuaregs que viajaban en grupo en busca de aventura, gloria y fortuna.

Vivir una vida de «exiliados»

El desarraigo: el sentimiento de haber dejado a los tuyos detrás; de haber dejado tu país desgarrado en la indiferencia de los poderes políticos, son los principales elementos que fundamentaron las características, las propuestas poéticas y las identidades artísticas del movimiento de la teshumara.

Nace así una música cuya composición rítmica parece muy simple y cuya fuerza pende sobre todo de una potente poesía impregnada de nostalgia y del sentimiento de extravío, en ocasiones surgido del repertorio clásico tuareg.

Es así que se forma un primer grupo en torno a los actuales miembros de Tinariwen; en esa época se les conoce por el nombre de Taghreft In Tinariwen (la edificación de los desiertos). Un primer concierto tuvo lugar en Argel en 1982. Después, les siguen otros, y la rápida popularidad de su música en ciudades como Tamanrasset, en el Gran Sur argelino.

Con el tiempo y los encuentros, el grupo crece, mientras que este estilo musical conquista, cada vez más, los corazones de los jóvenes tuaregs, autóctonos o en el exilio, del Gran Sur argelino y del sureste libio. Aparecen otros grupos. Asistimos entonces al nacimiento de un movimiento cultural y artístico de gran importancia en el Sáhara.

Esta nueva ola no tiene su origen y su existencia intrínsecamente (como lo afirman, equivocadamente, los especialistas etnólogos, antropólogos, musicólogos, críticos...) en el «deseo de la rebelión», para recoger su expresión, si bien la revuelta (surgida más de diez años después de la formación del primer grupo) se aprovechó de este fenómeno de expresión artística y cultural. A mi parecer, este surge más de los sentimientos (de exilio, de aventura, de desarraigo) y de los encuentros y confrontaciones, en especial (y en gran parte) con las músicas clásicas y populares magrebíes y del Oriente Próximo y, en menor medida, con las llamadas «músicas del mundo». La conjunción de estos acontecimientos permitió la eclosión de esta expresión personal y artística de nuestra época, que bautizaron como «música contemporánea tuareg». Su nacimiento es, una vez más, anterior, independiente y exterior a la revuelta tuareg de la década de los ochenta. Esta última utilizará esta corriente artística ya en marcha para transmitir su mensaje.

El desenlace de los acontecimientos

A principios de los años ochenta estalla la revuelta, llamada «rebelión tuareg», tras el levantamiento popular y político en Mali. Una crisis política y alzamientos populares de gran tamaño y sin precedentes cambian el país, tanto en el norte como en el sur.

Cincuenta y un años después de la independencia de Mali, estos diferentes alzamientos forman parte de su historia. Aunque fueron dolorosos, aportaron a ese país, desde mi punto de vista, importantes transformaciones en el plano político, económico y social.

Breve ojeada histórica a esos acontecimientos: primero en el Gran Norte, en las regiones de Tombuctú, Gao y Kidal, los rebeldes tuaregs reclaman al Estado de Mali un reconocimiento de las especificidades culturales y de la identidad tuareg, un mejor reparto de las riquezas y una política de desarrollo para el norte árido, desértico y aislado del resto del país en un vasto territorio de más de 1.240.000 km2. En cuanto al sur del país, es en la capital, Bamako, donde la revuelta de los estudiantes transcurre con dureza.

Si en el sur esta es brutalmente reprimida por el antiguo régimen político, los enfrentamientos en el norte entre el ejército y los rebeldes tuaregs causan numerosas bajas entre la población civil y provoca el exilio de los supervivientes hacia los países vecinos: Mauritania, Argelia, Burkina Faso. Es así que se instalan campos de refugiados tuaregs en estos países fronterizos.

Estas revueltas desencadenan, poco después, la llegada de la democracia en Mali, bajo la organización de elecciones multipartidistas y con la firma del Pacto Nacional de Paz entre el ejército y los rebeldes del norte, acompañado por un plan de desarrollo para las tres regiones saharianas malienses.

En cuanto a la música del Sáhara, la del «movimiento teshumara» que entonces todo el mundo llamaba «la Guitarra» (y todavía hoy en los ambientes tuaregs), era sólo acústica y transmitía el mensaje de la nueva revuelta en el norte de Mali. Las cintas de cassette circulaban igual de rápido que la información de nuestros días día con internet.

Desde entonces, la gran parte de las composiciones de Tinariwen contienen un mensaje de resistencia y de coraje destinado a la juventud, pidiéndoles que se unan a los frentes en guerra contra el ejército de Mali. Su música, así como la de otros grupos del mismo estilo, se convierte en el «portavoz» de la rebelión tuareg. El movimiento teshumana encuentra entonces el compromiso que inspira un repertorio que ya se encontraba, a principios de los años ochenta, en una fecunda floración.

Queriendo demostrar su valentía, los jóvenes responden entonces a la llamada de los «movimientos de liberación del Azawad» y se unen a sus filas.

En agosto del año 2011 editan Tassili, su última producción. Este disco, exclusivamente acústico, ha sido grabado en Tassili n'Ajjer, un macizo montañoso situado al sureste de Argelia. La realización sonora y el lugar elegido para grabarlo quieren ser un «regreso a los orígenes»  para este grupo, figura visible de la llamada «música contemporánea tuareg».
Compartimos un vídeo de una de sus bellas composiciones:

sábado, 25 de agosto de 2012

Confrontando la Guerra Psicológica


Bismillahi Rahmani Rahim
Hoy en día, ante todo, la batalla que debemos librar como Musulmanes es primordialmente una guerra psicológica contra un enemigo sutilmente más peligroso que aquel de la confrontación directa.

El golpe más doloroso que podemos infligir a ese enemigo es el despertar de nuestras conciencias a la Verdad, la educación de nuestras conciencias en los valores eternos que nos realizan como seres humanos auténticos, ya que el enemigo solamente pretende nuestra bestialización mediante la sugestión –es decir, la imposición indirecta aunque efectivamente más insidiosa- de aquello que atenta contra el crecimiento espiritual y sólo tiende a engrosar los atributos individualistas y mezquinos del ego.

El enemigo no busca ya destruirnos por sí mismo, sino que mediante sus estratagemas de manipulación busca que nos destruyamos a nosotros mismos, siendo así nosotros mismos los causantes de nuestra propia ruina y decadencia. Despertar es lo que nos salvará de caer y lo que expondrá las debilidades de nuestro enemigo para que podamos darle el golpe mortal que nos liberará de su perniciosa influencia.

En los tiempos que corren, lo que llamamos “Guerra psicológica” es el peligro fundamental que debemos afrontar para preservar nuestra integridad espiritual y nuestra identidad tradicional. Los agentes encubiertos tras las trampas del sistema se sirven de esta “guerra” para en primer lugar esclavizar la consciencia dormida y luego pulverizarla dejando tras de sí la forja invertida de una máquina que sólo responde a los impulsos programados para ella.

Despertar sólo puede ser llevado a cabo de la mano de alguien que ya ha despertado y es testigo directo de la verdad que el sistema busca encubrir con sus armas de manipulación. Sólo una voluntad activa puede movilizar a voluntades pasivas; y una voluntad activa es aquella que ha descorrido los velos sutiles e interactúa con los significados propios de la realidad.

La Guerra psicológica busca pacificar voluntades hasta convertirlas en sombras de si mismas desprovistas del ímpetu para obrar. El Maestro, es decir, la voluntad activa, buscará lo contrario: buscará despertar la voluntad a la realidad de si misma, y utilizará los métodos que sean necesarios para impulsarla a obrar. Esto supone una necesaria confrontación con las estrategias de “pacificación” planeadas desde los agentes encubiertos tras el sistema. Y como toda confrontación exige esfuerzo, perseverancia y sacrificio. No hay victoria alguna sin un mínimo sacrificio, y lo que debemos sacrificar primordialmente es nuestro sueño, nuestra dejadez y nuestra pereza. La ociosidad y las ocupaciones fútiles son dos armas poderosas en manos de nuestros enemigos. Un momento de reflexión equivale a una potente bomba de tiempo.

Por lo tanto, necesario es que encontremos al Maestro que nos muestre el Camino, que nos indique los peligros, que haga aflorar nuestras capacidades interiores y que nos enseñe a utilizar las armas que desconocemos y que son de utilidad fundamental en el viaje que nos ocupa.

Sólo una voluntad activa puede desarrollar una resistencia efectiva contra toda tiranía y opresión: una conciencia esclava no puede hacer más que someterse a la ilusión que desafortunadamente se le impone. Esclavitud es pérdida de identidad, pérdida de vida espiritual, conformidad con una existencia desprovista de sentido y significado, siendo aquello que los dominadores de turno han predeterminado para la ruina de los individuos.

Y el Islam llegó para abolir toda esclavitud, para acabar con la opresión y permitirnos ser voluntades libres y activas de acuerdo a la Sabiduría de nuestro Creador.

Libertad o esclavitud definen nuestra eternidad. La libertad trasciende en el vuelo del espíritu; la esclavitud enajena bajo el infierno del ego.

Vínculos relacionados:
El Sistema Revolucionario del Islam
El Sendero hacia la Libertad
 

viernes, 24 de agosto de 2012

Sé un León para el Islam


Bismillahi Rahmani Rahim
Los Musulmanes empezaron a seguir la debilidad del Occidente; Allah-swt- removió de los Musulmanes el heybet del Islam, la apariencia majestuosa. Cada individuo, cuando el enemigo los observaba, (los enemigos) temblaban, porque ellos eran la gente del dunya, y el Islam, los Musulmanes reales, son la gente de Ájirat, la gente del Ájirat. Por esto la gente del dunya les tenían miedo. Esta es la razón de que corran para hacerle tantas cosas malas al Islam, y hacer que los Musulmanes pierdan la dirección.

¿Y quién es tu ejemplo? ¿A quién estás siguiendo? Cada individuo, de acuerdo a su carácter, de acuerdo a la manera en que lo han criado, debería tener un prototipo para sí mismo, al menos uno. Y el prototipo real es el Profeta (asws). No puedes hacer lo que el Profeta (asws) hace. Muy bien, deberías tener un prototipo en tu corazón, uno que se ajuste a ti. En el Islam llegaron tantos héroes. Tantos leones en el Islam. Leones. Primero, ¿qué hicieron con los leones?

Una vez la leona madre dio a luz; nació un pequeño bebé león, la madre fue hacia algún lugar, la cazaron y murió. Ella no regresó, así que el pequeño león se quedó sin leche ni comida; estaba muriendo. Sucedió que una oveja pasaba por allí, y la madre oveja vio al pequeño bebé, Allah puso misericordia en su corazón, y ella permitió que ese pequeño bebé bebiera de su leche. Esa madre oveja nunca permitía que otro bebé bebiera de ella. Si no eran suyos, los olfateaba y los hacía a un lado. No les dejaba beber. De otra manera habría tantos recién nacidos que correrían para obtener, todo el que fuese más listo iría a obtener más leche de donde lo quisiera. Sin embargo, Allah ha puesto allí un balance.

Entonces, la oveja observó al pequeño león, y permitió que el pequeño bebiera algo de leche. Y ese pequeño león empezó a seguir a esa madre como una oveja. Y el león creció, sin embargo aún actuaba como oveja entre las ovejas. Las ovejas pequeñas jugaban con él y él jugaba con ellas. Así él se convirtió en lo que tantos llaman “alguien moderado”. Amando todo a su alrededor. Se hizo doméstico. Amándolo todo. Ahora la pequeña oveja le decía al león “Siéntate”, y el león se sentaba, porque él pensaba que era una oveja y que estaba con su familia.

Sucedió que un día la madre oveja observó y dijo: “Esto no es justo. Lo justo de esto es que el león sea el rey de las montañas. No puedo cargarlo conmigo por más tiempo. No estoy siendo justa, debo decírselo.” Entonces dijo al león: “Ven aquí. Tú sabes que no eres uno de los nuestros. Te adoptamos cuando eras recién nacido. Sabes, ¿ves aquellos animales allí arriba? Tu eres como ellos.” El león dijo: “Madre, ¿ya no me amas? Ah, no puede ser.” Ella dijo: “Observa, esta es tu realidad. Allah te creó de esta forma. Tienes que ir allí arriba. Tienes que gobernar el reino. Eres un soberano. Nosotras somos ovejas.” Dijo: “No, me adoptaste. No me amas…no puede ser…”

Finalmente la madre oveja le dijo: “Piensas que eres como nosotros.” Él dijo: “Si, soy uno de ustedes.” La madre dijo: “Ven aquí. Párate sobre el acantilado. Observa el agua.” El agua era clara como el cristal, era como un espejo. Cuando miró hacia abajo, se vio a sí mismo. Se alejó de allí diciendo: “Allí hay un león que intenta comerme.” La madre dijo: “No, eres tú. Tú eres el león. Te estás viendo a ti mismo. Ese es tu reflejo. Así que ahora ya no nos sigas. Vete hacia allí.”

Él se encontró a sí mismo. De oveja se convirtió en león.

Estos hombres Musulmanes fueron como leones, cada uno de ellos. Así es. Ellos (los enemigos del Islam) te han vuelto una oveja. Y, como en el estilo occidental, dejaron tu rienda en las manos de las mujeres. Sé que no les agrado a tantas mujeres. Ellas me odian por esto. Así es, esto es exactamente lo que ellos te hicieron. Algunos pretendiendo ser, pretendiendo y actuando como idiotas; nadie te pide que hagas eso. No actúes como mujer, y no luzcas como mujer. Así es, esto es lo que hicieron. Esto es lo que sucedió, ellos afeitaron esta barba. ¿Parece un gato? No. El gato al menos tiene bigote. ¿Qué parece? Parece un mono. Los monos no tienen bigote ni barba. Así, ya no eres león.

El Sagrado Profeta (asws) dijo que cuando llegaran esos días, Allah les quitaría la apariencia majestuosa. La apariencia majestuosa de los Musulmanes. Sus enemigos los mirarían y entrarían en sus hogares, comerían de su comida, sentándose a sus mesas, y ellos (los Musulmanes) serían incapaces de hacer nada. Los Sahaba –e Kiram le preguntaron: “¿Van a ser menos que nosotros?” Él, el Profeta, les decía esto cuando estaban en Mekka. Sólo había un puñado de gente a su lado. Él hablaba acerca de Ajir Zaman (los Últimos Tiempos). Le preguntaron: “Ya Rasulullah, ¿van a ser menos que nosotros?” Les dijo: “No, de hecho, serán más numerosos que sus enemigos.” Preguntaron: “¿Cómo puede ser?” Ningún Sahabi entendía cómo podría ser que el enemigo haría caer a un hombre creyente. No lo podían entender porque todos eran conocidos por sí mismos, en sus propios corazones, como leones. Si el Profeta (asws) les daba permiso podrían hacer caer a la nación entera. Sabían que sus corazones eran así. “Ya Rasulullah, ¿qué clase de creyentes van a ser esos?” Dijo: “Serán tales que dos enfermedades van a entrar en sus corazones. Dos. Y las van a heredar de los incrédulos.”

Una enfermedad es el amor por este dunya, continuo amor, deseos inacabables por este dunya, sin pensar jamás que van a morir. Ellos no quieren pensar que van a morir. No van a querer recordar que van a morir. Van a quitar el hadiz, no van a recordar el hadiz (que les habla acerca de la muerte). No van a estar cerca de aquellos que les recordarán que van a morir (y esta es lo otra enfermedad). Por esto en cada oración les digo que tienen que recordar el hadiz en el que el Sagrado Profeta (asws) dice: “Cuando llegues a la oración de Zuhr, reza como si no fueras a llegar a la oración de ‘Asr. Cuando llegues a la oración de ‘Asr, reza como si no fueras a llegar a la oración de Maghrib.”

Si mantienes eso vivo en tu interior, te acostumbrarás a esa realidad. Vivirás de acuerdo a ese momento. Y viviendo de acuerdo a eso serás alguien bueno. Te guardarás, en ese momento no tendrás tanto amor hacia el dunya dentro de tu corazón. Y serás llamado creyente desde el interior y el exterior. Creyentes. No diciendo que crees con la lengua y sin embargo llevas el estilo de vida de los incrédulos. No, no se acepta. Tampoco ya se acepta de los incrédulos. Está llegando a su fin. Algunos dicen que no sé de donde saco esta idea. Dicen: “Bueno, Mahdi llegará y dará completa libertad a los cristianos y a los judíos, y aún a los incrédulos, para que vivan como quieran. Habrá justicia, completa justicia. Habrá libertad absoluta para todos.” Dicen que ese es el significado del Mahdi, que eso es lo que va a traer. Esto es lo que ellos dicen. Sin embargo, el Mahdi llega diciendo: “Estoy trayendo y cargando la espada del Profeta (asws)”, como decía el Sagrado Profeta (asws): “No bajaré la espada hasta que digan ‘La ilaha illa Allah’”. Por esto Mahdi dice: “No bajaré la espada hasta que digan ‘La ilaha illa Allah Muhammadur Rasulullah’. No sólo ‘La ilaha illa Allah’, sino también ‘Muhammadur Rasulullah’. Lo vas a decir y vivirás de esa manera.” Eso es lo que Mahdi trae.

Escapa de eso. Intenta escapar. Las puertas están abiertas. La puerta del mundo está abierta para ti, el cielo está abierto, observa allí y corre. Corre. Encuentra un camino, no podrás. Puedes ir hacia arriba, vas a tener que bajar. El Islam va a gobernar; el Islam está gobernando. Y todo el que diga “Soy Musulmán”, ha de seguir los pasos del Sagrado Profeta (asws). No hay escape.
-Sheykh Abdul Kerim Effendi-

lunes, 20 de agosto de 2012

Leones de Allah, Santos Naqshbandis: Grandsheykh Ismail ash-Shirwani

Bismillahi Rahmani Rahim

Sheykh Ismail ash-Shirwani fue el encargado de difundir la Orden Naqshbandi en Caucasia. Fue él quien alentó el yihad en contra de la cruel ocupación rusa y revivió la religión del Islam en su país después de que había sido casi erradicada.

Nació un martes, el 7 de Dhul-Qida del año 1201 AH/1787 EC, en Kurdemir, en el Khanate de Shirwan en Caucasia. Tenía un cuerpo fuerte y bien-formado y era alto. Era de tez clara. Sus ojos y barba eran negros. Tenía voz de timbre alto.

Recibió su educación en Shirwan a través de su padre, quien era uno de los más grandes eruditos de su tiempo, Sheykh Anwar ash-Shirwani. Educó al joven Ismail en la memorización del Qur’an, que completó a la edad de siete. Memorizó siete lecturas distintas. A la edad de nueve comenzó a aprender jurisprudencia y la ciencia de las Tradiciones bajo la tutela del Sheykh Abdu Rahman ad-Daghestani. A esta edad presentó evidencias del Qur’an y las Tradiciones para cualquier cuestión de jurisprudencia.

Un día recibió una poderosa influencia celestial que le hizo perder el conocimiento de si mismo y lo llevo a un estado de anulación. Este estado, en el cual se perdió a si mismo, lo llevo a vagabundear en busca de la realidad que podía haber en su corazón. Luego un día tuvo una visión en la cual una voz le decía, “Debes dirigirte hacia Delhi donde aprenderás de sus eruditos y sus sheykhs. Allah Todopoderoso puede otorgarte la buena fortuna de conocer a los sucesores del Sheykh Abd Allah ad-Dahlawi.”

Esa visión siguió apareciéndole hasta que llegó a la edad de 17 años. Dijo a su padre, “Quiero convertirme en uno de los seguidores de Abd Allah ad-Dahlawi.” Su padre tenía temor de permitirle que se fuese a un país tan lejano, pero finalmente cedió y otorgó permiso para que su hijo viajase. Ismail salió a pie hacia Delhi, caminando día y noche sin transporte alguno. Tardó un año para llegar hasta Abd Allah ad-Dahlawi.

Permaneció en el khaniqah del sheykh aprendiendo de él. Estuvo a su servicio por varios años. En 1224 AH/ 1809 EC conoció a Mawlana Jalid Baghdadi cuando este vino a la India a conocer a Sheykh Abd Allah ad-Dahlawi y tomar la orden de su mano. Sheykh Ismail solía observar cuidadosamente el comportamiento de Mawlana Jalid con Sheykh Abd Allah. Estaba muy impresionado por la forma y sinceridad con la cual Mawlana Jalid servía al sheykh. En cierta ocasión Sheykh Abd Allah miro a Ismail y dijo, “Tus secretos están con Sheykh Jalid, cuando vuelva a su país tú lo seguirás.”

Cuando Mawlana Jalid retornó a Damasco en 1225 AH, Sheykh Ismail ash-Shirwani retorno a Caucasia para saludar a sus padres. En ese viaje de regreso a Shirwan se detuvo en una ciudad donde encontró a la gente de pie en el desierto con sus manos elevadas en suplica, pidiéndole a Allah que les enviase lluvia. No habían tenido lluvia durante todo un año. Cuando lo vieron y observaron la increíble expresión de devoción en su rostro, le pidieron, “¿Puedes pedirle a Allah que haga caer lluvia sobre nosotros?” Él elevo sus manos en suplica. Las nubes se juntaron, el viento comenzó a soplar, y empezó a llover, y siguió lloviendo por siete días sin parar.

Cuando llego a Shirwan, pidió el permiso de sus padres para ir a vivir a Damasco. Sin embargo permaneció allí por varios años. Mientras estuvo allí la gente venía a él constantemente para aprender de sus enseñanzas. Durante este tiempo sembró las semillas de la ideología que emergería varias décadas después en la lucha armada en contra de la tiranía rusa en el Cáucaso, conocida como la guerra de los Muridines.

En “Muslim Resistance to the tsar, Shamil and the Conquest of Chechenia and Daghestan”, Gammer escribe:

“Sheykh Mansur no estableció la Orden (Naqshbandi) en el Cáucaso. Esto fue hecho, en realidad, por la Naqshbandiyya Jalidiyya, una rama de la orden llamada así por Sheykh Diya al-Din Jalid al-Shahrazur [Jalid al-Baghdadi]. Uno de sus discípulos, Sheykh Ismail al-Kurdumiri [Ismail ash-Shirwani] se mantuvo activo durante muchos años en Shirwan como el califa (delegado) de Sheykh Jalid en los años 1810. Luego de la anexión del Khanate en 1820 las autoridades rusas comenzaron a perseguir el movimiento…”

***
De sus dichos.

Si una persona se entrega a si misma a Allah, Todopoderoso y Exaltado, el primer beneficio que recibirá será que ya no necesitara de la gente.

El dulce aroma de los amantes de Allah se elevará por sobre ellos y se diseminará. Aunque traten de ocultarlo no podrán, desde dondequiera que vengan y hacia dondequiera que vayan.

Quienquiera escuche la sabiduría y no la aplique es un hipócrita.

La compañía de los herejes es una enfermedad y la medicina es abandonarlos.

Allah, Todopoderoso y Exaltado, ha dicho que “quienquiera sea paciente con Nosotros, Nos alcanzara.”

Allah provee a sus siervos con la dulzura de Su dhikr. Si uno agradece a Allah y es feliz con sólo eso, Allah le provee familiaridad con Él. Si no es agradecido y feliz con sólo eso, Allah le quitara la dulzura del dhikr, y ello sólo quedara en su lengua.

Allah expresa familiaridad con Sus siervos mostrándole a Sus Santos.

El Sufismo es pureza. No es descripción. Es Verdad sin fin, como un río de rosas rojas.

El Sufismo es caminar con los secretos de Allah.

Quienquiera prefiera la compañía de los ricos por encima de la compañía de los pobres, Allah hará que su corazón este muerto.

Para el conocedor hay un tiempo cuando la luz del conocimiento brilla sobre él y le hace ver las maravillas de lo invisible.

Aquel que proclama ser oyente, y no oye el dhikr en el canto de los pájaros y en el sonido del bosque y en el aplauso de los vientos, miente.

Se le pregunto sobre los seres humanos. Él dijo, “Hay cuatro tipos de seres humanos y jinn (genios). Sobre todos ellos Allah vierte Su Voluntad.”

***
Paso algunos años en Shirwan. Luego tuvo una visión en la cual el Sheykh Abd Allah ad-Dahlawi le ordeno que se mudara a Damasco para servir a Sheykh Jalid al-Baghdadi. Viajo a Damasco, caminando por ruta indirecta, todo ese tiempo diseminando sus enseñanzas, desde Shirwan hasta Kuman, desde Kuman hasta Azerbaiyán y después a Tiflis. Desde allí, fue a Tabriz, luego a Amad, Aleppo, Hama, y Homs. Finalmente llego a Damasco, el centro de Sham, después de un año de viaje constante.

En Sham, inmediatamente se reunió con su sheykh. Desde Marja, en el centro de la ciudad donde había arribado, no había forma fácil de subir la montaña, desde la cual se apreciaba todo Damasco, donde estaba ubicada la khaniqah de su sheykh. Caminó desde Marja a esa montaña durante dos horas, hasta que llegó a la puerta de su sheykh. Al entrar su sheykh estaba esperándolo. Le dijo, “Recibimos noticias sobre tu llegada. Bienvenido.”

Sheykh Jalid inmediatamente lo puso en reclusión por un largo periodo de tiempo. En ella le enseñó lo que necesitaba para llegar a la perfección, luego le dio el poder de esta Orden. Le dijo a todos sus seguidores que lo escucharan. Él dijo,

“Este es mi califa. Es como el domo de una mezquita; el domo de la mezquita del Profeta. Desde él, el secreto de esta Orden va a diseminarse a Daguestán. Desde allí puedo ver su luz brillando a través de siete generaciones de sheykhs. Cada uno de esos siete sheykhs representará los más altos poderes de la Divina Presencia. A través de ellos habrá un gran apoyo en contra del ejército de la ignorancia que invadirá el área de Daguestán.

Entre la gente de Daguestán habrá un guerrero que vivirá en el tiempo de tres grandes sheykhs de esta orden. Será apoyado por ellos. Liderara la lucha en contra del ejército de la ignorancia (en referencia al Imam Shamil).

Sheykh Ismail ash-Shirwani es el mejor de los eruditos de este tiempo, yo lo crié para que fuese uno de los santos perfeccionados. Él los guiará y guiará a todos después de mí. Él va ser el conocedor que disemine el secreto de esta Orden en los territorios de Caucasia. Este imán va a ser el primero en sentarse en mi trono. Va a ser el guardián de todo lo que yo tenga para gastar en el camino de Allah, y su deber es cuidar a mis hijos.”

Sheykh Ismail sirvió a su sheykh y mantuvo su compañía siempre que no estuviera en su tierra natal, Shirwan. Viajó con Sheykh Jalid, y vivió con él en su casa durante varios años. Le fue otorgado el califato absoluto. Se le otorgó permiso para que guiara a los buscadores. Dirigió a la gente en lo mejor de su conocimiento, hasta que su fama se diseminó a través de Sham, Irak, Persia, Turquía, Armenia y Caucasia.

Sheykh Jalid le asignó la tarea de enseñar y entrenar a la gente. Solía contar y evaluar la acción de cada buscador, uno por uno, y esto lo presentaba a su sheykh Mawlana Jalid. Cualquier cosa sobre la cual cuestionaba el discípulo, él lo presentaba a su sheykh. Luego el sheykh daba una respuesta o le pedía al Sheykh Ismail que emitiese un edicto.

Se informó, “Sheykh Ismail solía decirnos, ‘Soy un espejo pulido; aquello que Mawlana Jalid ha reflejado sobre mí, yo lo he reflejado sobre ustedes.’ Él nunca se veía a si mismo más elevado que nosotros.”

Cuando Sheykh Jalid falleció, Sheykh Ismail lloró, pero a pesar de esto era firme como una montaña y su determinación era inconmovible. Hizo que todos los seguidores del sheykh se reunieran y testificaran en unidad, que todos se aferrarían al cordel de Allah. Renovó sus energías y les quito la tristeza de sus corazones. Mostró respeto hacia ellos. Los alabo y los bendijo.

Él les enseño la mejor manera de alabanza y los preparo para recibir elevado conocimiento espiritual. Él tomo control sobre la guía de los buscadores en representación de su sheykh. Mantuvo las cosas como habían sido. Dijo, “Acaso no sabéis que Mawlana Jalid era de la gente de Allah, y que esa gente nunca muere? Ellos están con nosotros en cada momento y en cada segundo.”

Salió rumbo a Shirwan luego de un tiempo y llego rápidamente. En su zawiya, en Shirwan, entreno a Khas Muhammad. Viendo en él la luz de esta Orden, le dijo, “Vas a ser mi sucesor.” Eventualmente paso el secreto de la Orden a él como así también a otros dos grandes santos de Daguestán, Sheykh Muhammad Effendi al-Yaraghi y Sayyid Jamaluddin al-Ghumuqi al-Husayni.

Durante su viaje en su país natal, Sheykh Ismail diseminó la Orden y alentó a la gente para que combatiera a los rusos, los cuales mostraban oposición a la religión y a la espiritualidad. Sus seguidores pronto estaban en todas partes. Muchos de ellos se volvieron activos en la guerra de los Muridines contra los rusos. Fueron incansables diseminadores de la Orden Naqshbandi en Daguestán, hasta que cada aldea y cada casa era conocidamente Naqshbandi.

Imam Shamil ad-Daghestani y Ghazi Muhammad, los líderes de los movimientos de resistencia contra de los rusos, se contaban entre los seguidores de sus delegados. Durante 36 años, bajo la dirección de sus inmediatos sucesores en el linaje, defendieron su país de la opresión rusa.

***
De sus milagrosos poderes.

Se relata que un día Sheykh Ismail estaba en una mezquita. Observó a un pobre que estaba desamparado. Se le acercó y le pregunto, “¿Que necesitas?” Él dijo, “Quisiera pan caliente y algo de alimento.” Entonces Sheykh Ismail alzó sus manos en súplica y dijo, “Oh Allah, aquí está tu siervo que no se alimentó en tres días. Por favor mándale el alimento que tú quieras para él.” No había terminado la súplica cuando un hombre entró en la mezquita diciendo, “Mi esposa se enfermó e hice un juramento que alimentaría a los pobres para que ella sea bendecida con la cura” El hombre traía consigo pan caliente y comida para alimentar a los hambrientos.

Uno de sus seguidores en Daguestán narró,

“En cierta ocasión Sheykh Ismail se dijo a si mismo, “Oh mi ego, estoy enojado contigo. Voy a ocasionarte dificultades.” Fue a la montaña de Shirwan y se acostó en la entrada de una cueva donde había dos leones. Ellos no se movieron y nosotros, que lo habíamos seguido, estábamos muy sorprendidos. El león tenía un gran pedazo de carne en la boca y se sentó a lo lejos, mirándolo.

La leona se acercó con algo de carne en la boca. Comenzó a llorar y a rugir. El macho se acercó a la hembra he hizo que dejara de llorar. Se quedaron mirando al sheykh por un determinado tiempo. El macho tomo a sus dos cachorros y se los dio a la madre, luego de lo cual se acercó al Sheykh Ismail. Se sentó tranquilamente a su lado y así permaneció hasta que el sheykh se fue.”

Un día Sheykh Ismail pasó por una aldea. Algunas personas de la aldea lo vieron y lo reconocieron y toda la gente salió a su encuentro. El sheykh de la aldea vino y dijo, “Oh Sheykh Ismail, por favor venga y enséñenos.” Él le contesto, “Oh Abu Said, Allah tiene dos formas de enseñar: la forma común y la forma especial. La forma común es el camino en el que están tu y tus compañeros. En lo que respecta a la forma especial, ven conmigo y te mostraré” Le siguieron hasta que llegaron a un río. Él dijo, “Este es el camino de Allah”, y caminó hasta llegar al río, cruzó el agua hacia el otro lado y desapareció.

Sheykh Abdur Rahman ad-Daghestani relata,

“Un día estaba sentado con un gran grupo de gente. Vimos a Sheykh Ismail luciendo un manto de lana y en los pies tenia zapatos nuevos. Dije a mi mismo, ‘Ese Sheykh Ismail es un verdadero sheykh Sufi. Iré a él y le haré una pregunta difícil para ver si puede contestarla o no.’ Me aproximé a él y él me vió. Al acercarme él me dijo, “Oh Abdur Rahman, Allah dijo en el Sagrado Qur’an que evitáramos los malos pensamientos. No trates de cuestionarme. Eso no es buen comportamiento” Yo dije en mi corazón, ‘¡Que milagro! ¡Que gran milagro! ¿Cómo supo sobre mi pregunta y cómo supo mi nombre? Debo seguirle y preguntarle más’. Corrí detrás de él pero no pude encontrarlo.

Un día lo encontré en una aldea. Estaba de pie rezando. Sus ojos estaban llenos de lágrimas. Cuando terminó, corrí hacia él. Vino a mi corazón pedir perdón por lo que había hecho en la oportunidad anterior. Él me miró y me dijo, “Recita para mí el versículo Coránico, ‘Sin duda, Yo soy el que perdona una y otra vez, a aquellos que se arrepienten, creen y hacen el bien - quienes, están preparados para recibir guía verdadera’ (20:82). Luego se fue. Pensé en mí mismo, ‘Seguramente él es uno de los delegados del polo espiritual. Esta es la segunda vez que se dirigió a los pensamientos en mi corazón’.

Luego en ese mismo día, en camino a mi casa, pase por esa aldea nuevamente y lo vi de pie junto a una aljibe con un vaso en la mano. Quería beber del aljibe. Mientras yo lo miraba el vaso cayó al aljibe. Luego le vi elevar las manos y recitar esta súplica, ‘Oh Allah, tengo sed de agua, pues el agua es mi único alimento. Oh Allah, tú conoces mi corazón y sabes que tengo sed’. Por Allah que ni un segundo había pasado cuando el aljibe comenzó a rebalsarse de agua, llevando el agua consigo al vaso. Tomo el vaso y bebió el agua. Luego realizó sus abluciones y rezó cuatro ciclos de oración.

Puso arena en el vaso, puso agua en la arena y la revolvió con el dedo. Luego se sentó y comió de esa mezcla. Fui a él y dije, ‘Oh Sheykh Ismail, deja que coma contigo. ¿Qué estás comiendo, barro?’ Él respondió, ‘Oh Abdur Rahman, mantén buenos pensamientos de Allah’. Me dio el vaso. Lo puse en mi boca. Era miel con agua. Juro por Allah que nunca en la vida probé algo tan sabroso. Muchos días pasaron después de eso y no necesite comer ni beber, me sentí tan satisfecho por la dulzura de ese único vaso.”

Sheykh Muhammad ad-Daghestani dijo, “En una oportunidad fue a ver a Sheykh Ismail ash-Shirwani. Le besé la mano y pedí que me permitiese acompañarlo en sus viajes. Viajé con él por dos días. En ese tiempo nunca le vi beber ni comer. Comencé a sufrir a causa de la sed y el hambre. Me volví débil de tanto caminar sin alimento ni bebida. Dije ‘Oh mi sheykh, estoy tan débil’. Él dijo ‘¿Tienes sed o hambre?’. Yo dije ‘Ambos’. Él me dijo ‘Entonces no eres digno de mi compañía. Cierra los ojos’. Yo cerré los ojos y cuando los abrí me encontré en mi casa.

¡Quiera Allah Todopoderoso exaltar la noble estación de Sus Awliya’, y que sus ejemplos nos sirvan de guía en el camino hacia Su Presencia Divina!

domingo, 19 de agosto de 2012

Semblanza de Sayyidina Muhammad, el Mensajero de Allah (asws)


Bismillahi Rahmani Rahim
El Mensajero de Allah (s.a.s.) era el más bondadoso de los hombres y el más valeroso, el más justo y el más prudente. Sus manos jamás rozaron a una mujer que no fuera suya o perteneciera a su familia.

Y era el más generoso y el más noble: no llegaba la noche sin que se hubiera desprendido de lo que tuviera algún valor; no volvía a su casa hasta no haber entregado el último dirham o dinar que llevase consigo.

Hazrat Bilal (r.a.) lo encontró una noche a altas horas de la madrugada en la Mezquita, y el Mensajero de Allah (s.a.s.) le dijo: “No puedo descansar con mi gente; tengo un dinar y todavía no he encontrado quien lo necesite”. Y sólo volvió a su casa cuando se hubo librado de la última moneda.

Únicamente guardaba el alimento que necesitaba para un año, y era lo que con más facilidad podía encontrar: dátiles y cebada; lo demás lo esperaba de Allah. Y de lo que guardaba daba a los demás. Muchas veces se le acababa lo que tenía antes de que se cumpliera el año.

Remendaba sus sandalias y su ropa, y ayudaba a su familia en los menesteres de la casa.

No fijaba su mirada en el rostro de nadie y acudía a donde se le invitara, ya fuese la casa de un rico o de un pobre, de un esclavo o de un hombre libre.

Aceptaba los obsequios, aunque fuera un sorbo de leche, pero rechazaba las limosnas.

Atendía a los esclavos y a los mendigos, y se enfadaba cuando se ofendía a Allah, pero no cuando lo injuriaban a él.

Cumplía lo que era justo aunque fuese contra él y sus compañeros.

En su casa o donde lo invitaran agradecía sinceramente lo que se le ofreciese, aunque fuese escaso o humilde. Jamás comía hasta la saciedad, ni lo hacía tumbado ni sobre asiento alguno, sino sentado en el suelo y decía: “Soy un servidor y como como los servidores”.

Visitaba a los enfermos y acudía a los entierros.

Y era el más humilde de los hombres, caminaba sin escolta entre sus enemigos y nunca lo hacía con arrogancia.

Vestía lo que tuviera, una simple túnica o, sobre ella, un manto cuando lo tenía, hechos de cualquier tejido, lino o lana, pero nunca seda.

Cabalgaba sobre cualquier animal disponible: caballo, camello, mula o asno, o bien iba andando o, incluso, descalzo.

Amaba los perfumes y detestaba los malos olores.

Se sentaba con los pobres y compartía con ellos la comida.

Honraba a los que demostraban tener hermosas cualidades y a aquellos cuya conducta era recta.

Amaba a sus familiares sin preferirlos a los que eran mejores que ellos. No despreciaba a nadie y aceptaba las disculpas.

Bromeaba sin faltar a la verdad. Reía sin soltar carcajadas. Veía a la gente divertirse y no les hacía reproches.

Trataba a todos por igual y no temía a los poderosos. Le repugnaba los soberbios y abominaba la ostentación.

No insultó nunca a nadie sin retractarse después. Cuando alguien cometía un error ante él, no le decía: “¿por qué lo has hecho?” O si era otra persona la que censuraba al que había cometido la torpeza, él decía: “Déjalo, todo viene de Allah”.

Nunca golpeó a nadie, a menos que fuera en el Yihad, ni era vengativo.

No sacaba faltas a nada: si le ofrecían una esterilla, dormía sobre ella; si no la había, se acostaba sobre la tierra.

Si alguien se le acercaba cuando estaba haciendo el salât, se aligeraba para poder atenderle, y después volvía a su salât.

Cuando acudía a una reunión, él no buscaba un lugar preferente, sino que se sentaba donde hubiera sitio. No se le distinguía entre sus compañeros, a causa de su humildad. Se sentaba modestamente donde fuera con las piernas recogidas.

Si alguien lo visitaba en su casa, le ofrecía la almohadilla sobre la que él se sentaba y le insistía hasta que la aceptaba. Nadie se iba de su casa sin haberse sentido entre el mejor de los seres humanos. Y hablaba poco pero sus palabras eran la síntesis de muchos pensamientos.

Nunca maldijo a nadie y detestaba la maledicencia y la calumnia.

Se contentaba con lo que tuviera, fuera mucho o poco: la riqueza no le impresionaba ni le asustaba la pobreza.

Volvía su rostro a quien le hablara, escuchaba atentamente y respondía con prudencia y sabiduría. Sus palabras eran las justas y necesarias, y su voz era fuerte, clara y hermosa.

Era el más sonriente de los hombres cuando había que sonreír y el más serio de los hombres cuando había que ser serio. Conocía la regla de cada momento y su comportamiento era siempre el adecuado.

Nadie había más lejos que él (s.a.s.) del fanatismo, la intolerancia y el exclusivismo. Ni la victoria sobre sus enemigos lo envanecía ni la derrota lo amedrentaba. Odiaba la violencia aunque fuese contra un animal.

Era leal a sus pactos y nunca faltó a su palabra. No se precipitaba y consultaba a sus compañeros antes de tomar una decisión, no titubeaba. Y a su muerte había creado una Nación.

(Extraído del “Ihyá Ulum ad-Din” del Imam al-Ghazzali)


viernes, 17 de agosto de 2012

Awliya'Allah: Luz Santa sobre la Tierra


El Profeta Muhammad, la paz sea con él, dijo:
“La tierra nunca dejará de tener a cuarenta personas, cuyos corazones estarán (asentados) sobre Sayyidina Ibrahim (el Profeta Abraham). Por causa de ellos, la tierra permanece en existencia y en virtud a ellos Allah les provee a ustedes la lluvia. Nadie de entre ellos muere sin que Allah lo reemplace con otro”
                                                                                           (at-Tabarani, al-Aswat)

jueves, 16 de agosto de 2012

Cuando el Corazón está abierto, los Ojos se convierten en las Puertas del Corazón


Bismillahi Rahmani Rahim
Deberían reconocerlo, ¿es el Paraíso o el infierno? Sin embargo, están ciegos. El perfume está llegando en este momento desde detrás de esa puerta. ¿Es el perfume del Paraíso o el perfume del fuego? Pero eso también está cerrado.
 Los ojos están cerrados, el corazón está cerrado. Cuando el corazón está cerrado, estos ojos ven limitadamente. Cuando el corazón está abierto, estos ojos se convierten en las puertas del corazón, y ellos ven aquí, ven allí, ven al oeste, al norte, al sur, al este.
¿Cómo puedes abrir eso? Con sumisión. No puedes abrirlos por ti mismo. Necesitas un Maestro. Necesitas la llave del Maestro. Tú tienes una llave, pero el Maestro también tiene una llave. Y tan sólo con tu llave no lo puedes abrir. Se abrirá conjuntamente con la llave de tu Maestro y la tuya. Como lo hacen en los bancos, ¿no es así? Si tienes una caja (de ahorros), te dicen “una llave para ti, una llave para mi. Vamos juntos y la abrimos juntos, de esta forma puedes tener tu caja.” ¿De dónde piensas que obtienen este conocimiento? Así es.
Sin embargo, el hombre corre para averiguar acerca de todo, para averiguar acerca de las máquinas, los teléfonos, la tecnología, de las cucarachas, las hormigas, de todo animal, pero nunca corre para averiguar sobre sí mismo, para comprenderse a sí mismo.
 Y los días pasan, las semanas pasan, los meses pasan, los años pasan y la vida pasa. Y cada día la humanidad cae en ese estilo de vida rutinario que se les da a través de ideologías occidentales, caen allí y sus acciones se vuelven robóticas, continuando en el mismo círculo hasta que gastan sus vidas y su último aliento, cuando aparece Azrail, el Ángel de la muerte.
Azrail no tiembla de ninguna manera ante ninguno de ellos, así sea presidente, rey o jefe del ejército.
Azrail llega a ese con enojo diciéndole: “¿Se te ha dado esta vida y no la has invertido en el Camino de tu Señor, gastándola en el camino de tu ego? Mira como en este momento te quito la vida.” Así es como en ese momento resulta imposible detener a Azrail.

-Sheykh Abdul Kerim Effendi-

miércoles, 15 de agosto de 2012

Generalidades sobre el Arte Islámico


Autor: Titus Burckhardt. Artículo publicado originalmente en Études Traditionnelles, marzo de 1947, y posteriormente incluido en Aperçus sur la connaissance sacrée, Milano, Archè, 1987.

1
El arte musulmán está, en muy amplia medida, determinado por el rechazo de las imágenes, especialmente de las imágenes escultóricas; esta negación del "ídolo" se dirige ante todo a dar testimonio de que la trascendencia de Dios desafía cualquier comparación. De ello se desprende una jerarquía de las formas que subordina lo "concreto" a lo "abstracto": al igual que el símbolo verbal, gracias a su irascibilidad, es preferido al símbolo visual, la forma puramente geométrica prevalece sobre la forma con imágenes, y la imagen plana es más fácilmente tolerada que la que "proyecta sombra". Pues lo que se trata de evitar es la confusión entre el símbolo y su modelo espiritual.

Sería vano buscar en la teología exterior, que debe evitar todo lo que no es accesible a la generalidad de los fieles, es decir, de los hombres de naturaleza más activa que contemplativa, una explicación o justificación del simbolismo de las formas. Esta posibilidad de explicación existe, en cambio, en el esoterismo, que, por definición, está orientado hacia la "identidad esencial" (tashbîh) de todas las cosas con la Esencia divina, y evidentemente presupone, como propio de sí, el principio de la "incomparabilidad" (tanzîh) (NA: en teología, es el punto de vista de la incomparabilidad (tanzîh) lo que predomina como siendo lo más verdadero, porque exime a la idea de Dios de lo que es limitado; pero en metafísica -y por lo tanto en esoterismo- es el punto de vista de la comparabilidad lo que se hace esencial, ya que permite superar el dualismo criatura-Creador y libera así al conocimiento intelectual de las limitaciones de la ilusión cósmica). Que el ejercicio del arte, en una civilización normal, luego teocrática, esté necesariamente ligado al esoterismo, resulta, por un lado, de que la actividad artística puede servir de soporte a la contemplación intelectual -y el esoterismo colma todos los "recipientes" apropiados-, y, por otro, de que sólo el esoterismo puede garantizar la corrección intelectual de un arte religado, de una manera más o menos directa, al dominio de lo sagrado. Allí donde una forma artística debe ser un verdadero reflejo simbólico (en sánscrito abhasa, en árabe ‘aqs) de un prototipo trascendente (en árabe namûdaj, de raíz persa), la tradición asegura la correcta relación entre uno y otro, prescribiendo los "tipos" susceptibles de ser figurados, y no es sino en la medida en que el artista, descubriendo la profunda "lógica" de las formas consagradas, se eleva hasta su principio espiritual, que deviene a su vez creador. Así, el arte ofrece siempre al artista el doble aspecto de una vía (en árabe tarîq) que le conduce a un conocimiento trascendente y de una enseñanza que el artista renueva en sí mismo. En la civilización musulmana, la relación entre el esoterismo y las artes estaba asegurada -y todavía lo está en algunos países- por las corporaciones artesanales, emparentadas con las corporaciones similares del mundo cristiano de la Edad Media, por ejemplo, las de los constructores (NA: al igual que algunas corporaciones de la Edad Media cristiana, las agrupaciones denominadas futuwwah estaban ligadas, por un lado, a un oficio, y, por otro, a la caballería. Desempeñaron probablemente un papel mediador entre las civilizaciones musulmana y cristiana, considerada ésta más particularmente en su aspecto caballeresco).

Pero la relación entre el arte y el esoterismo implica todavía otro aspecto, que no podría dejarse bajo silencio sin dar lugar a ciertas objeciones: el arte decorativo de todos los pueblos bebe en la fuente de una tradición puramente popular, por otra parte no consciente de su simbolismo. Es importante señalar que los motivos ornamentales populares que se encuentran en todas las civilizaciones constituyen una herencia de la Tradición primordial; ahora bien, ésta está representada, en el sentido de cada tradición particular, por el esoterismo, lo único que se sitúa más allá de las formas. Esto explica, por un lado, por qué el esoterismo puede reanimar esta semilla milenaria, muerta en apariencia, que es el "folklore", y, por otro, que en el arte de una tradición relativamente reciente, tal como la del Islam o el Cristianismo, puedan surgir formas e imágenes que, en cierto sentido, son más primordiales que el simbolismo general de la tradición considerada. Hay aquí una inversión jerárquica que merece ser precisada: al consistir la razón de ser de una forma tradicional en recordar tal aspecto de la Tradición una y primitiva, la expresión de ese aspecto ocupará en cierto modo el "centro" de la forma en cuestión; en cambio, la "periferia" de esta forma, ya que no tiene por qué insistir casi exclusivamente en un único aspecto de la Tradición primordial, como el "centro", podrá predominar sobre los símbolos centrales de dicha Tradición.

En la tradición musulmana, esta ley encuentra su aplicación especialmente en ciertas formas arquitectónicas: de modo que ni la cúpula (qubbah) que corona la base cuadrada (entre una y otra se halla generalmente un grado intermedio octogonal) (NA: El octógono intermedio resulta de la transición del cuadrado al círculo. Puede verse en él una alusión simbólica al Trono divino que figura el paso de la manifestación formal a la manifestación informal.), ni el nicho (mihrâb) sobre el que se sitúa el imâm para dirigir la oración (NA: El sentido práctico del nicho de oración consiste en hacer posible sin pérdida de espacio la distancia necesaria entre el imâm y los fieles que oran. Además, el nicho concentra las palabras del imâm y hace que se retengan.), y ante el cual a menudo se halla una lámpara suspendida (NA: Esta lámpara figura también en numerosos tapices que reproducen el nicho de oración.), son una necesidad litúrgica que responde a ninguna prescripción sagrada; ahora bien, ambas formas, que no dejan de ser manifestaciones simbólicas del Islam, resultan precisamente del matrimonio entre el espíritu islámico y las formas constantes de la Tradición primordial: la cúpula sobre la base cuadrada es un prototipo del templo, ya que figura la unión entre el Cielo y la Tierra; en cuanto al nicho de oración con la lámpara, es la contrapartida de lo que son, en otros sistemas tradicionales, el tabernáculo, el santo de los santos o la cueva sagrada. Por lo demás, se los encuentra prefigurados en algunas sentencias particularmente misteriosas del Corán y de los hadîth: en la sura de la Luz (sûrat en-nûr), el nicho que contiene la lámpara es mencionado como símbolo de la presencia divina en la creación; y en una sentencia del Profeta sobre su ascensión nocturna (mi’raj), habla de una cúpula de nácar blanco que descansa sobre cuatro pilares o aristas (arkân), de donde surgen los cuatro ríos celestiales (NA: Los pilares laterales bajo la cúpula llevan esta inscripción: "En el Nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso" (bismi’llhâhi rahmâni rahîm), y de cada una de las cuatro palabras sagradas brota un río de agua, de leche, de miel y de vino. La cúpula sobre la base cuadrada constituye sobre todo la cubierta de las tumbas de los santos; en las reliquias de los santos, en efecto, el Cielo se apoya sobre la tierra. Por otra parte, el simbolismo de los ríos de gracias (barakât) se aplica igualmente a las tumbas de los santos, que de hecho son manantiales de gracias.).

2
Vamos ahora a abordar la cuestión del arte musulmán desde otro punto de vista, buscando, en la mentalidad musulmana, la noción a la que corresponde la idea misma del arte, y esto nos conduce, si a este respecto nos apoyamos en los datos de la lengua árabe -la lengua sagrada del Islam- a las nociones de "oficio" (çinâ’ah), de "ciencia" (‘ilm) y de "ornamento". Se sabe que el Islam pone el acento en la razón (‘aql) y no en el sentimiento religioso (NA: El ’aql en sí, en su naturaleza universal, es sin forma; pero en el hombre se refleja en las formas primordiales de la razón. En los rasâ’il ikhwân as-safâ (una recopilación de cartas doctrinales) se dice, a propósito del significado de las ciencias matemáticas, que éstas demuestran cómo el espíritu libre influye sobre el alma ligada al cuerpo: "Considerando la manera en que los sentidos asimilan sus objetos, se reconoce la forma en que el alma separada del cuerpo actúa sobre el alma vinculada al cuerpo en el mundo de la generación y de la corrupción. La ciencia de las matemáticas espirituales ofrece así a los contemplativos una vía que conduce al conocimiento del alma, si Dios ayuda y dirige".); en efecto, todo lo que es razonable ocupa un lugar privilegiado en la civilización musulmana, y esto es lo que explica la importancia atribuida a la ciencia, en primer lugar a las ciencias establecidas sobre axiomas racionales, a saber, la lógica y las matemáticas (NA: Es esto lo que permite comprender la particular afinidad existente entre la perspectiva islámica y el arte arquitectónico: así, el Islam ha impreso, a la arquitectura de la que se ha hecho heredero por sus conquistas, una forma específicamente "cristalina", es decir, eminentemente "matemática" y "estática".). Ahora bien, la mentalidad musulmana ha sacado de las ciencias lógicas consecuencias que abarcan un dominio mucho más basto de lo que se estaría tentado de suponer al examinar las cosas desde fuera: es así que, sobre la aritmética general y sobre la geometría, se fundan diversas teorías y reglas de la ciencia del ritmo y de la proporción, reglas que, por un lado, cooperan en la formación del arte decorativo, y, por otro, penetran en el dominio del simbolismo esotérico, y ello mediante las correspondencias cosmológicas que implican. La estima que el Islam tiene por la razón, sin embargo, no inclina al pensamiento islámico al racionalismo, ya que no es considerada como lo más elevado, sino como un simple mediador entre lo humano y lo divino; el juego "planetario" de la razón, lejos de limitar el alma musulmana, le hará por el contrario presentir posibilidades ilimitadas, de donde brotan todas las fuentes de la nostalgia y del arrobamiento.

Ahora bien, lo que queda del arte cuando se eliminan los aspectos "ciencia" y "oficio" es la "decoración" o el "ornamento", que no requiere de ninguna justificación particular, al ser considerado como algo espontáneo, evidente y popular. A este respecto, el Islam jamás ha caído en el puritanismo, pues, si bien es verdad que esta tradición implica un aspecto fundamental de "pobreza" y de "simplicidad", la belleza siempre fue estimada como un don de Dios; fue el propio Profeta el primero que dio ejemplo de esta alianza armoniosa entre lo simple y lo bello, alianza que determina en amplia medida todo el arte musulmán, y, quizá de la manera más notable, los dos artes arquitectónico y textil. Todo lo que se exige del arte decorativo es que tenga un aspecto precioso, rico y delicioso, sin por ello traicionar una cierta monotonía abstracta característica del Islam; y, como el Islam desaprueba las imágenes, el ritmo del ornamento será su principal medio decorativo. El arte de los nómadas carece de imágenes, en cierto modo por naturaleza; no se dirige a la demarcación y a la figuración, sino al ritmo y a la abstracción. El predominio del gusto nómada está relacionado con la actitud espiritual del Islam, que no cesa de proclamar el carácter transitorio de las cosas de este mundo, y cuyas instituciones litúrgicas y sociales están casi totalmente desprovistas de elementos sedentarios: no hay, aparte de la orientación ritual hacia La Meca, ninguna determinación local del culto, y tampoco jerarquía sacerdotal; todo musulmán es en todas partes un viajero en el desierto y su propio sacerdote.

El hecho de que el Profeta adornara su habitación con tejidos es significativo para el origen del arte decorativo del Islam. En la tienda, los tejidos y las armas son verdaderos objetos de arte. La tejeduría próximo-oriental, que repite motivos mesopotámicos de antigüedad inmemorial con una simplicidad nómada e intemporal, penetra en Europa con la civilización islámica (NA: Parece que el verdadero tapiz nómada no es el tapiz teñido, sino el tapiz anudado; sin embargo, todo tapiz puede servir de "mueble" en la tienda del nómada.). La técnica del tejido, basada en la repetición indefinida de un mismo motivo, el sentido del ritmo de los nómadas y, finalmente, la predilección por el número y la geometría, muy característica por lo demás de la mentalidad musulmana, y ello de acuerdo con la idea fundamental de la Unidad, son las tres raíces del arte decorativo de los musulmanes. En cuanto a las figuras armoriales de animales (NA: Los blasones con figuras de animales parecen tener un doble origen: por un lado, se remontan a un emblema de tribu que en último análisis corresponde al tótem; por otro, están ligados a la tradición hermética, que se sirve de las antiguas figuraciones mesopotámicas. Es posible que ambas corrientes se hayan combinado en Asia Menor; aún así, bien podría tratarse de un depósito folklórico, reanimado por la intervención de un esoterismo.) y de formas vegetales –imágenes permitidas, semi-abstractas, que el Islam recoge con el tejido- ofrecen a su vez un punto de partida al simbolismo esotérico.

Muy significativo es el papel predominante de la escritura decorativa, que permite resumir los diversos puntos de vista y las nociones de las que hemos hablado. La modulación correcta de la escritura depende de la caligrafía, ciencia que fija la forma y las relaciones recíprocas de las letras y las sílabas, y cuya ley artística es ritmo puro, un ritmo que evoluciona con una libertad que ninguna otra escritura tolera. Con la escritura se mezcla, no sin intención simbólica, el ornamento vegetal; ya sean zarcillos que se enroscan en filamentos ondulados tras los trazos de las más antiguas inscripciones de las regiones orientales del Islam, ya las propias letras transformadas en arabescos vegetales; ambos casos se refieren a la conexión simbólica, atestiguada por distintas tradiciones, del Libro sagrado y del Árbol del mundo. En fin, desde el punto de vista islámico, la importancia de la escritura está ligada al hecho de que la palabra es el vehículo más directo del espíritu (NA: las diversas corrientes de la teología musulmana hallan su denominación en los estilos de la escritura.). El árabe preislámico ya atribuía el más alto valor a la palabra y al lenguaje; la doctrina islámica ve en la palabra coránica la expresión misma del Espíritu de Dios (kalimatu Llâh), y venera su forma escrita como el cuerpo del Verbo (NA: Las disputas acerca de la naturaleza creada o increada del Corán corresponden exactamente a las discusiones dogmáticas sobre las dos naturalezas de Cristo.).

Describiendo así la manera en que el Islam considera el arte, hemos esbozado una especie de "psicología" del arte musulmán, tal como por lo demás aparece en casi todos los dominios de esta civilización; es importante, sin embargo, comprender que una psicología "cerrada", es decir, arbitrariamente limitada a las modalidades individuales del "alma", es algo desconocido e imposible en el Islam. Con ello, no solamente queremos decir que el objeto de nuestro estudio, el arte musulmán, se basa en realidades objetivas, concretas, prácticas, en las que halla condiciones sociales y técnicas precisas, sino sobre todo que las ideas espirituales que suscitan la actividad artística superan siempre el campo de las condiciones individuales. El musulmán percibe en lo razonable lo trascendente, y las propias vibraciones psíquicas, que, consciente o inconscientemente, animan a las facultades del artesano, están regidas por una influencia espiritual de la que un observador exterior no podría reconocer la eficacia. Quizá sea posible formarse una idea de ello con la representación de cómo el ritmo de los ritos cotidianos, de formas precisas y convincentes, penetra orgánicamente en la vida del musulmán y le imprime una ley de las formas cuyos efectos repercuten en las más lejanas orillas del ser humano.