sábado, 25 de agosto de 2012

Confrontando la Guerra Psicológica


Bismillahi Rahmani Rahim
Hoy en día, ante todo, la batalla que debemos librar como Musulmanes es primordialmente una guerra psicológica contra un enemigo sutilmente más peligroso que aquel de la confrontación directa.

El golpe más doloroso que podemos infligir a ese enemigo es el despertar de nuestras conciencias a la Verdad, la educación de nuestras conciencias en los valores eternos que nos realizan como seres humanos auténticos, ya que el enemigo solamente pretende nuestra bestialización mediante la sugestión –es decir, la imposición indirecta aunque efectivamente más insidiosa- de aquello que atenta contra el crecimiento espiritual y sólo tiende a engrosar los atributos individualistas y mezquinos del ego.

El enemigo no busca ya destruirnos por sí mismo, sino que mediante sus estratagemas de manipulación busca que nos destruyamos a nosotros mismos, siendo así nosotros mismos los causantes de nuestra propia ruina y decadencia. Despertar es lo que nos salvará de caer y lo que expondrá las debilidades de nuestro enemigo para que podamos darle el golpe mortal que nos liberará de su perniciosa influencia.

En los tiempos que corren, lo que llamamos “Guerra psicológica” es el peligro fundamental que debemos afrontar para preservar nuestra integridad espiritual y nuestra identidad tradicional. Los agentes encubiertos tras las trampas del sistema se sirven de esta “guerra” para en primer lugar esclavizar la consciencia dormida y luego pulverizarla dejando tras de sí la forja invertida de una máquina que sólo responde a los impulsos programados para ella.

Despertar sólo puede ser llevado a cabo de la mano de alguien que ya ha despertado y es testigo directo de la verdad que el sistema busca encubrir con sus armas de manipulación. Sólo una voluntad activa puede movilizar a voluntades pasivas; y una voluntad activa es aquella que ha descorrido los velos sutiles e interactúa con los significados propios de la realidad.

La Guerra psicológica busca pacificar voluntades hasta convertirlas en sombras de si mismas desprovistas del ímpetu para obrar. El Maestro, es decir, la voluntad activa, buscará lo contrario: buscará despertar la voluntad a la realidad de si misma, y utilizará los métodos que sean necesarios para impulsarla a obrar. Esto supone una necesaria confrontación con las estrategias de “pacificación” planeadas desde los agentes encubiertos tras el sistema. Y como toda confrontación exige esfuerzo, perseverancia y sacrificio. No hay victoria alguna sin un mínimo sacrificio, y lo que debemos sacrificar primordialmente es nuestro sueño, nuestra dejadez y nuestra pereza. La ociosidad y las ocupaciones fútiles son dos armas poderosas en manos de nuestros enemigos. Un momento de reflexión equivale a una potente bomba de tiempo.

Por lo tanto, necesario es que encontremos al Maestro que nos muestre el Camino, que nos indique los peligros, que haga aflorar nuestras capacidades interiores y que nos enseñe a utilizar las armas que desconocemos y que son de utilidad fundamental en el viaje que nos ocupa.

Sólo una voluntad activa puede desarrollar una resistencia efectiva contra toda tiranía y opresión: una conciencia esclava no puede hacer más que someterse a la ilusión que desafortunadamente se le impone. Esclavitud es pérdida de identidad, pérdida de vida espiritual, conformidad con una existencia desprovista de sentido y significado, siendo aquello que los dominadores de turno han predeterminado para la ruina de los individuos.

Y el Islam llegó para abolir toda esclavitud, para acabar con la opresión y permitirnos ser voluntades libres y activas de acuerdo a la Sabiduría de nuestro Creador.

Libertad o esclavitud definen nuestra eternidad. La libertad trasciende en el vuelo del espíritu; la esclavitud enajena bajo el infierno del ego.

Vínculos relacionados:
El Sistema Revolucionario del Islam
El Sendero hacia la Libertad
 

1 comentario:

  1. Gracias. No soy musulmana, pero estas palabras me tocan el alma y conozco la Verdad en ellas. Dios es grande.

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